ABUSO SEXUAL EN LA INFANCIA

El abuso sexual en la infancia es un fenómeno invisible pensamos que ser niño es sinónimo de felicidad que la familia nos protege y que el sexo no existe en esta fase de la vida, nada mas lejos de la realidad, la incursión de la sexualidad adulta en el espacio de la niñez es mucho más alta de lo que nos imaginamos, los menores no son solo víctimas de las agresiones sino que también pueden ser agresores.

La sexualidad es constitutiva del ser humano y en particular las huellas que ésta deja en la infancia serán las marcas perdurables que configurarán las bases del psiquismo adulto y de toda la formación del síntoma neurótico.

El mayor porcentaje de los agresores sexuales siguen siendo alguien conocido por la víctima y su familia, la persona que está abusando del niño es seguramente alguien que la familia conoce y en quien confía. El abuso sexual constituye un uso sexual del niño tomado como objeto de goce, los niños pequeños traumatizados son vulnerables de suprimir, reprimir y tener lagunas en sus recuerdos, fragmentando memorias en un esfuerzo que es también neurológico y pretende interrumpir disfunciones del Sistema Nervioso.

Los niños menores de cuatro años no recuerdan cognitivamente el trauma, las diversas alteraciones del recuerdo es una de las posibles consecuencias de la exposición de un niño a un hecho amenazante para su integridad, los menores muy pequeños pueden no ser conscientes del alcance del abuso sexual en las primeras fases, lo que puede explicar la compatibilidad de estas conductas con el cariño mostrado al adulto por el menor. A corto plazo  el alcance del impacto psicológico va a depender del grado de culpabilización del niño por parte de los padres así como las estrategias de afrontamiento de que disponga la víctima.

En niñas vemos reacciones ansioso-depresivas y en niños dificultades para la socialización y comportamientos sexuales agresivos además de la estigmatización, culpa y vergüenza que sienten.

Las secuelas emocionales a largo plazo pueden ser alteraciones en la esfera sexual y control inadecuado de la ira, aunque son menos frecuentes. La peor evolución a largo plazo es proporcional al grado del trauma ligado al fenómeno, posible existencia de violación así como las consecuencias derivadas de la revelación del abuso. El diagnóstico precoz es de vital importancia para impedir la continuación del abuso sexual, es primordial prestar atención al tratamiento o estratégica terapéutica en situaciones tan traumatizantes debido a que se puede producir una re-victimización o victimización secundaria del niño.