EL SUFRIMIENTO PSICOLÓGICO NO ES UNA ENFERMEDAD CEREBRAL

Existen multitud de enfermedades mentales diagnosticadas pero sentirnos tristes por un periodo de tiempo no es sinónimo de enfermedad cerebral, la vida conlleva tener que enfrentar multitud de vicisitudes pero estamos dotados con mecanismos de supervivencia para superar el dolor y el sufrimiento. A través de la neuroplasticidad nuestro cerebro tiene la capacidad de cambiarse y regenerarse a partir de la interacción con el medio ambiente, esto es posible gracias a las nuevas conexiones neuronales que se forman, al modificar el contexto anterior y desechando lo que no es funcional a través del desaprendizaje.

En la actualidad una variedad de experiencias humanas normales, son etiquetadas como “ trastornos” y esto motiva que para cada dificultad vital se prescriban medicamentos, el DSM-V ha introducido nuevas entidades diagnósticas como comer demasiado, las compras compulsivas, perturbaciones del estado de ánimo, disforia premenstrual y la depresión relacionada con el duelo por poner algunos ejemplos.

Las pérdidas son una fase en la vida de aflicción normal donde se puede desencadenar un estado depresivo transitorio y son comúnmente sobremedicadas, la depresión es descrita por la medicina como un desequilibrio químico espontáneo en el cerebro producido por bajos niveles de serotonina o una falta natural de alguna otra sustancia química, dejando totalmente al margen que pasa o ha pasado en la vida de esa persona.

Esta manera reduccionista biológica de enfocar el dolor olvida incidir en el foco o el origen del problema, solo se centra en mirar que ocurre en nuestros cerebros pero olvida que procesos se están experimentando paralelamente en nuestras almas y quizás sean éstos, la fuente principal de todos los trastornos etiquetados, como reacción natural a las circunstancias que están aconteciendo o han sucedido en nuestras vidas. Los síntomas son solo avisos de un problema más profundo y debemos enfocarnos en esos problemas si queremos una curación total  de nuestro pesar, por lo tanto, los recursos que utilicemos para restaurar el equilibrio perdido en nuestro sistema serán de vital importancia a la hora de minimizar el daño.

La terapia por medio de medicamentos ha sido la terapia convencional de elección en el campo de la psiquiatría casi desde sus inicios, pero los antidepresivos tienen muchos efectos secundarios que la gente desconoce y debería saber. Cuando el cerebro ha sufrido de adaptación compensatoria al medicamento, el cerebro opera de una manera que es diferente a la normal, tanto cuantitativamente como cualitativamente, esto quiere decir que se pueden formar nuevos trastornos psíquicos asociados que antes de tomar la medicación no teníamos como: episodios maníacos, disfunción sexual, violencia o suicidio. De ahí la gran importancia que tiene el elegir el tratamiento adecuado para nuestro dolor psíquico, donde hoy en día para casi cualquier problema emocional tomamos una pastilla. Si estamos deprimidos o ansiosos, no somos una máquina con piezas defectuosas, solo necesitamos prestar atención a nuestras necesidades y sentimientos insatisfechos y encontrar una conexión profunda, con las cosas que realmente nos van a producir bienestar y felicidad.

Buscar el origen de la depresión y tratarlo es el método más seguro y eficaz para restaurar la estabilidad en nuestro sistema, a través de la terapia analítica o el propio autoanálisis podemos resolver nuestros problemas psicológicos penetrando en nuestro mundo interno y subjetivo, logrando modificar patrones de conducta y estilos de funcionamiento cognitivo disfuncionales. Salvo depresiones severas que deben ser medicadas debido a la gran resistencia que presentan a la curación, la conexión y enfrentamiento con la fuente de nuestro pesar, nos garantiza una resolución total en el tiempo, de todas nuestras aflicciones y una liberación de los síntomas patológicos que debilitaban nuestra energía vital.