PERCEPCIÓN Y REALIDAD

La realidad es para nosotros totalmente consistente porque es donde existimos, es nuestra matriz donde desarrollamos nuestra identidad, pero ésta parece no ser tan objetiva como la experimentamos y ello es debido a que nuestra manera de aprehender la realidad es a través de nuestros sentidos. Los órganos sensoriales son los encargados de transformar las distintas manifestaciones de los estímulos que recibimos del medio ambiente en impulsos eléctricos y químicos, para que viajen al sistema nervioso central para darle significación y organización a la información.

Este hecho significa que no conocemos directamente, sin mediadores, cómo es realmente todo el entramado de existencia que nos rodea.

Los neurocientíficos cognitivos han concluido a raíz de las últimas investigaciones que nuestro cerebro visual es un motor de realidad en tiempo real y crea todas las formas, colores y profundidad que vemos, es decir que construimos lo que vemos. De hecho estamos decodificando información y reconstruyéndola a cada fracción de segundo que miramos el mundo, la realidad que vemos es solo una mera representación de un sistema que en su esencia se nos escapa.

Por lo tanto la percepción ya no es una brecha para ver el mundo tal como es sino más bien una interfaz que nos conecta, para poder decodificar y construir una realidad que sustente nuestra existencia, que transforme los códigos esenciales para poder ser totalmente funcionales en ella.

Los sentidos con los que percibimos son físicos y tienen sus propias restricciones, el tiempo y el espacio y los objetos físicos son nuestra adaptación específica para sobrevivir, nos dan un marco de referencia para que podamos desplegar nuestra experiencia de realidad. Nuestros sentidos solo nos entregan información indirecta, nuestras nociones acerca de este mundo físico y objetivo son incompletas, de hecho estamos condicionados por ellos debido a sus propias limitaciones intrínsecas.

La experiencia que nuestros sentidos interpretan como realidad física nos lleva a la conclusión que la realidad física es externa y objetiva con la cual se relaciona nuestro cuerpo, en definitiva la realidad es definida por nuestra interacción física con ella. La creencia en un mundo externo independiente del sujeto que percibe es fundamental para la ciencia, pero nuestro conocimiento empírico del mundo físico está siempre filtrado por nuestros sentidos y por lo tanto es incompleto.

Tenemos que abrir nuestra perspectiva sobre el mundo y sobre nosotros mismos, porque en definitiva ha desaparecido la dicotomía que existía entre sujeto y objeto, hoy ya no podemos afirmar que existe un ahí fuera tal como lo hemos concebido hasta el momento.

Nuestra comprensión de la realidad debe avanzar y evolucionar para no quedarnos atrás ante el imparable progreso de los nuevos paradigmas que nos sitúan ante nuevos escenarios sobre la naturaleza de la percepción misma.