LA PROYECCIÓN PSICOLÓGICA

El mundo biológico transmite la información a su descendencia a través de los genes, nuestra esfera psíquica transfiere su realidad interna y subjetiva a través de los sentimientos y las acciones al mundo objetivo, lo que hacemos refleja nuestras motivaciones, pero lo no nombrado también contiene una gran carga emocional de la que no somos conscientes.

Ponemos gran énfasis en cómo nos comportamos pero hay deseos y pensamientos de nuestra configuración más íntima y privada que se transfunden al exterior sin mediar nuestra voluntad en ello. Nuestras intenciones no reconocidas se emiten en nuestro entorno, como un mensaje subliminal que produce gran impacto en nuestro hábitat más inmediato, proyectamos sin ser conscientes que también nuestros conflictos no resueltos se reflejarán en el prójimo, lo reprimido que no hemos sido capaces de elaborar lo contemplamos fuera como si no nos perteneciera.

Lo que no aceptamos en el otro, podría ser un fiel espejo donde poder  mirarnos, allí encontraríamos las pistas de lo que no podemos tolerar en nosotros mismos.

Reconociendo esta pauta tendríamos una oportunidad de establecer lo que siempre nos perteneció y transformarlo, haciendo un trabajo de reconocimiento y aceptación de todo lo omitido que sin saberlo lo vemos plasmado externamente. La proyección es un mecanismo psíquico defensivo donde insertamos a otros nuestros conflictos inconscientes e incurrimos en daño y aflicción al colocarlos en las acciones de los demás.

La culpa que siempre vemos en los demás es un gran ejemplo de cómo actúa este mecanismo, donde solo a través de la introspección y el análisis, podemos lograr identificar todos estos patrones automáticos que pueden causar mucha confusión en nuestras relaciones personales. 

Registrar conscientemente este mecanismo nos permite contactar con procesos nuestros que no aceptamos y trabajar para reconfigurar todo lo patológico que hemos reprimido en nuestro sistema psíquico, a cambio podremos gozar de relaciones más sanas. Nuestra mente nos defiende de nosotros mismos, lo que parece inaceptable se bloquea, solo una mirada sincera revelará todo aquello que un día no pudimos tramitar. Conocernos nos ayuda a refrenar mecanismos inconscientes, brindándonos más aptitudes para conseguir una vida plena, sin que sean los acontecimientos sin control quienes dirijan finalmente los capítulos de nuestra historia.