SER CONSCIENTE

 

La consciencia nos da la facultad de conocer nuestra propia existencia pero también es la base de nuestra identidad, nuestro espacio subjetivo, allí encontramos quienes somos realmente, no por lo que atesoramos como conocimiento sino el tipo de persona que logramos Ser, podríamos confundirla con nuestra capacidad mental, pero la consciencia va más allá de ser un programa diseñado para poder ser funcional en esta realidad física.

Esta entidad que no se acoge a ninguna ley material,  forma nuestra unicidad y se nutre de la calidad de nuestras decisiones, es decir, de las verdaderas motivaciones que subyacen a las elecciones que tomamos diariamente en nuestras vidas.

Ser consciente, es tomar contacto con esta realidad que nos conforma y nos permite entender qué necesitamos para desarrollarnos en ella. Nuestra unidad de consciencia no está exenta del proceso evolutivo que sufren todos los sistemas, necesita crecer y avanzar en su desarrollo para escapar del proceso destructivo entrópico, es decir para eludir el desorden, el caos que nos conduciría a estadios cada vez más involucionados en nuestro desarrollo.

Si entendemos que el amor es un nivel de frecuencia e información fundamental y constitutivo en este universo, podemos deducir que nuestra consciencia resuene y se expanda con estados de cooperación y armonía y se contraiga con acciones destructivas contra la existencia.

Para poder incrementar nuestra calidad esencial deberíamos cambiar nuestras actitudes egóicas por actitudes más empáticas y altruistas, posibilitando que la compasión sea quien guíe nuestras acciones y no el miedo defensivo que nos aísla de los demás. Es una necesidad para el conjunto de nuestra especie que así sea, debido que nuestra realidad consensuada está formada por todas nuestras individualidades, que al final determinan en qué mundo vivimos.

Un bajo nivel de consciencia nos limita a un panorama estrecho sin perspectiva, donde priman las decisiones con un alto nivel de codicia para ganancias rápidas a corto plazo.¿ Cómo podemos construir algo con fundamento si cada elemento del sistema solo mira para sí mismo? Debemos entender que sin un avance cualitativo en nuestras acciones, que son al final el reflejo de lo que somos, no existe progreso y nuestra realidad puede convertirse en altamente inestable, peligrando todo el conjunto del que formamos parte.

Nuestra madurez aumenta cuando podemos tener una visión más amplia de conjunto y reducir así nuestros desequilibrios para la estabilidad de la red que formamos todos.

Ser consciente nos descubre que no vivimos aislados en un mar de datos, sino que todo cobra sentido desde la perspectiva que unifica, crecer nos implica profundamente en la estructura de un Todo, el cual evoluciona también cuando lo hacemos como individuos. Un alto nivel de consciencia nos exhorta a aprender a respetar al prójimo, porque al final no hay porvenir sin haber entendido que todos formamos parte de una entidad mayor que es más que la suma de sus pequeñas individualidades. Conducir nuestras vidas como si viviéramos aislados del resto, perjudica enormemente el entramado estructural del que formamos parte, nuestras acciones son como ondas que propagan sus efectos en su avance, modificando nuestra realidad en cada momento. Elegir Ser más consciente nos beneficia enormemente amplificando nuestras posibilidades para construir una existencia mucho más eficiente, fructífera y gratificante.