EL SUPER YO

Nuestro aparato psíquico está formado por diferentes estructuras, que no hay que entender literalmente, sino más bien como un conjunto de fuerzas que se han configurado en los primeros años de vida. Estas entidades que son mayoritariamente inconscientes conforman nuestra manera de sentir y relacionarnos con el mundo, es difícil aprehender desde nuestro modo consciente de funcionamiento su presencia, pero en la clínica vemos estas instancias psíquicas expresadas constantemente a través de las emociones y las conductas asociadas.

Estas entidades solo se hacen patentes cuando aprendemos a identificar su campo de fuerza en todas las decisiones que tomamos y en todo nuestro entramado de creencias que forma nuestro sistema moral.

La parte más profunda de la psique está regida por una fuerza que denominamos Ello, el cual contiene o es formado por todo lo heredado, los impulsos instintivos y donde predomina el “principio del placer” que siempre busca gratificación inmediata. El Ello bajo la continua influencia del medio ambiente y mientras el niño crece, va modificando una capa superficial que constituirá el Yo, este estrato de la mente cobra consciencia y tiene por función la comprobación de la realidad, así como la regulación y control de los deseos e impulsos provenientes del Ello.

Más adelante en el tiempo el Yo dará lugar al nacimiento del Super Yo, el cual no es más que el representante interior de la autoridad y normas de los padres, así como la educación recibida y de la sociedad en general, tiene como función integrar al individuo en la sociedad.

A partir de la formación del Super Yo en nuestro sistema psíquico, se instaurarán nuestras creencias que serán fundamentales para la conformación de nuestra realidad, en su mayor parte el Super Yo es inconsciente, el genera todas nuestras autocríticas y los sentimientos de culpabilidad internos al no poder colmar todas las demandas o no estar a la altura de esta fuerza restrictiva. El Super Yo del niño no se forma a imagen de los padres, más bien a imagen del Super Yo de éstos, se llena del mismo contenido, se convierte en el representante de la tradición, de todos los juicios de valor que de esta manera persisten a través de las generaciones.

El Super Yo tiene la función de un juez o censor pero con respecto a la instancia del Yo, la autocensura que se produce, es formada por las interiorizaciones de las exigencias y prohibiciones parentales.

En todo tratamiento analítico o autoanalisis lo que se pretende conseguir es el fortalecimiento del Yo, eliminando el castigo del SuperYo y adquiriendo una mayor tolerancia hacia el Ello, en definitiva se trata de superar y trascender la culpabilidad que arrastramos a nivel inconsciente, la cual influye enormemente en todas las elecciones que tomamos diariamente.