NEUROPLASTICIDAD AUTODIRIGIDA

Nuestro cerebro cuando nacemos aún es una obra maestra incompleta, las regiones superiores como el sistema límbico y la corteza prefrontal existen en un estado muy primitivo, se necesitarán veinte años para completar toda su estructura y funcionalidad. Un niño pequeño genera unas veinticuatro millones de nuevas conexiones neuronales cada minuto, en tres años el niño ya es capaz de controlar y mover el cuerpo, puede descifrar los sonidos en palabras individuales y empieza a darles significado.

Este desarrollo es posible porque nuestro cerebro es una interfaz entre lo interno y lo externo, es de esta forma que nosotros entendemos el mundo que percibimos y a la vez creamos, a través de todo este entramado de conexiones.

Nuestro cerebro posee una facultad que se llama neuroplasticidad que permite que el 70% de nuestras conexiones neuronales cambien cada día, y es mediante nuestra atención focalizada que podemos intervenir en el proceso, de hecho ya lo hacemos cada día pero sin ser conscientes de las conexiones que creamos o perpetuamos con nuestras decisiones. El desarrollo del potencial cerebral se consigue mediante la neuroplasticidad autodirigida que es la capacidad que tiene el cerebro de cambiar la estructura y funcionalidad de sus neuronas, en respuesta a información, estímulos o experiencias, dando lugar a nuevas habilidades y/o cambios físicos en el cerebro. Debemos desmitificar todas las antiguas creencias sobre nuestras limitaciones cognitivas, creamos nuestra realidad con cada experiencia, formando diferentes circuitos que determinarán como veremos el siguiente paso en el tiempo. Debemos tener en cuenta que el estrés también tiene el poder de producir cambios en el cerebro, los desafíos son estimulantes para determinadas funciones cerebrales, pero cuando el desafío nos supera y no podemos afrontarlo, nuestro organismo se desborda y se producirá una respuesta de la amígdala que es donde se ubican los centros del miedo en el cerebro. Esto provoca en nuestro organismo niveles elevados de la hormona del estrés, desencadenando una respuesta de lucha u huida desde nuestro sistema simpático, pudiendo dañar partes críticas del cerebro como el hipocampo y suprimir la neurogénesis.

A partir de nuestras experiencias y emociones vividas, sean positivas o negativas, las neuronas realizan constantemente nuevas sinapsis, a la luz de esta información es fundamental revisar todas nuestras creencias limitantes que pueden estar bloqueando todas nuestras posibilidades reales de cambio.

Un pensamiento no equivale a más de una décima de voltio de electricidad, sin embargo ejerce una influencia enorme sobre nuestras emociones y sobre las elecciones que tomamos diariamente, debemos ser muy cuidadosos con nuestra charla interna. La persona promedio habla con ella misma catorce horas diarias y lo más importante es que el 86% de ese dialogo interno es negativo. Si aprendemos a autoanalizarnos comprobaremos que esta afirmación es correcta, la mayoría de nuestra actividad mental está automatizada, incluso las respuestas que creemos nacen de los requerimientos del momento, forman parte del guión que repetimos constantemente en nuestra vida. Las nuevas evidencian nos dicen que la actividad mental sistémica produce cambios profundos en la forma y estructura del cerebro, esto significa que si modificamos nuestro dialogo interno podremos reconfigurar nuestro cerebro para que funcione más eficientemente y dejemos de utilizarlo como un arma de autosabotaje.

Solo se necesitan treinta minutos al día en un estado de atención y concentración para producir cambios estructurales en el cerebro, el poder para producir nuevas conexiones está en el enfoque, tenemos que tener siempre presente que el cerebro piensa en imágenes.

La visualización tiene un gran efecto en el funcionamiento de nuestro cerebro, una imagen en la mente, activa el sistema nervioso de la misma forma que lo haría llevar a cabo la acción correspondiente. Primero debemos identificar cuáles son nuestros objetivos y luego visualizarlos constantemente en nuestra mente lo más detalladamente posible, nuestras obras siempre están precedidas por una creación mental previa. Podemos convertirnos en los creadores de nuestras propias experiencias a través de elecciones conscientes, no dejemos que nuestros programas mentales limiten nuestro potencial evolutivo. El desconocimiento de cómo funciona nuestro cerebro, nos ha hecho vulnerables a las primeras experiencias tempranas que han modelado los diferentes programas de nuestro software psíquico, el entrenamiento mental nos devuelve el control que siempre hemos tenido sobre nuestra mente.