PSICOANÁLISIS DIRECTO

Tener la posibilidad de realizar una terapia analítica en el transcurso de nuestra vida es algo que nos va a transformar profundamente, seremos testigos de cómo partes de nuestro psiquismo con las que no teníamos contacto alguno, serán expresadas y vivenciadas a través del vínculo transferencial que se creará con el terapeuta. Este contenido inconsciente del que no teníamos constancia estará en la base de todos nuestros síntomas y disfunciones por lo tanto identificarlo y tratarlo será el objetivo del método.

A diferencia del psicoanálisis clásico el directo consiste en una intervención psicoterapéutica activa, en la que el analista interviene de forma directa, ofreciendo interpretaciones al paciente.

La interpretación supone evidenciar y hacer llegar al paciente aspectos de sus propios contenidos inconscientes y de las consecuencias que estos tienen en la conducta, al adoptar el analista un rol activo, que asemeja al de un sustituto familiar, cabe esperar un mayor éxito terapéutico, donde la destreza y la competencia personal del terapeuta son de vital importancia. El analista clásico es un observador discreto de las sesiones clínicas, es un método indispensable para la investigación del psiquismo, pero como tratamiento psicoterapéutico, el psicoanálisis directo sabe como intervenir y por qué es necesaria esa intervención.

El saber psicoanalítico aporta sentido a los conflictos transferidos, a los que desde una actitud terapéutica distinta a la analítica resultarían  imposibles de resignificar. Nuestro cerebro procesa de manera automática el 90% de la comunicación que entablamos con otras personas, mientras que solo el 10% lo realizamos de manera consciente.

Fluctuamos todo el tiempo entre el consciente y el inconsciente percibimos el mundo a través de dos planos diferentes de realidad. 

A través de la técnica psicoanalítica podemos descifrar y comprender los contenidos de nuestra esfera inconsciente que están en la base de los conflictos y disfunciones, contactar con nuestros aspectos reprimidos o negados nos libera para estructurar de nuevo nuestro psiquismo habiendo conseguido integrar lo disfuncional.