RESISTENCIA AL CAMBIO

El cambio requiere siempre enfrentarnos a lo nuevo, nuestro organismo gasta mucha energía en mantenernos a salvo y seguros, incluso de nuestros propios conflictos internos, generados en diferentes instancias de nuestra mente, por lo tanto aunque sea algo deseado, el cambio siempre genera incertidumbre y esto no le gusta a nuestra psíque que intentará defenderse de ella, generalmente de una forma inconsciente.

Este mecanismo también lo vemos reflejado en el transcurso de algunos tratamientos analíticos produciéndose una reacción terapéutica negativa y que consiste en un tipo de resistencia a la curación que resulta difícil de superar. 

El problema surge cuando se va a conseguir un progreso o mejoría, el paciente se empeora, aquí vemos como los resortes defensivos psíquicos impiden el avance, donde la proliferación de los síntomas se explica por el retorno de lo reprimido. Esta reacción negativa es una exacerbación de la sintomatología en ausencia de factores externos y puede presentarse de distintos modos, unas veces como exacerbación de la sintomatología física, otros como aumento de la sintomatología psíquica o de los conflictos caracterológicos.

Las personalidades narcisistas son las que más suelen presentar este tipo de reacción, las personas con neurosis narcisista carecen según Freud de la facultad de transferencia, estos sujetos rechazan la intervención del terapeuta pero no con hostilidad sino con indiferencia. Parece que el paciente prefiere en cada etapa del tratamiento analítico, la persistencia del sufrimiento que padece, a su curación o mejoría, esta es una forma particularmente intensa de resistencia inconsciente al cambio, durante el tratamiento, luego de un progreso frente a lo nuevo en el ámbito del análisis.

Toda resolución parcial de la patología debería tener como consecuencia, lo que es normal en otros pacientes, una mejoría o una desaparición de los síntomas, esta fuerza inconsciente que se resiste al tratamiento nos muestra el enorme poder que poseen los estamentos mentales reprimidos que no han logrado acceder a la consciencia.

La reacción terapéutica negativa es una de las circunstancias más desafiantes para un analista que deberá utilizar todo su arsenal terapéutico para desactivar y desarmar una mente que se resiste con energía a reestructurarse para sanar.

Si estos resortes defensivos aparecen con tanta fuerza incluso cuando queremos curarnos de alguna disfunción, podemos imaginar que ocurrirá cuando debamos enfrentarnos a cambios estructurales en nuestra vida: que siempre habrá una fuerza inconsciente en nuestro interior que se resista a ellos. Debido a esta dinámica es tan difícil a veces conseguir que los cambios propuestos se puedan consolidar, solo el conocimiento de estos mecanismos defensivos de nuestra mente y su funcionamiento, nos puede garantizar el poder identificarlos y neutralizarlos.