SADISMO Y MASOQUISMO

La perversión es una desviación de la conducta sexual normal, el sadismo es un componente agresivo de la pulsión sexual de dominación y de control, solo cuando se constituye como condición exclusiva de la satisfacción es cuando podemos hablar de perversión. En el masoquismo la satisfacción placentera va unida al sufrimiento y a la humillación sentidos por la persona, la relación entre sadismo y masoquismo la podemos entender como dos ángulos de una misma perversión cuyas formas activas y pasivas se encuentran en proporciones variables en una misma persona.

Según el psicoanálisis señala la conexión entre un conflicto interno de dominio y sumisión y la necesidad de la persona de auto-castigo, la patología por tanto en la perversión sexual sería en la exclusividad y en la fijación de la perversión.

Los sádicos se quedan fijados en la posesión y conciben de su propiedad a los sujetos que emocionalmente le importan, la raíz de esta disfunción podríamos encontrarla en una tierna infancia privada de afecto e ignorados como sujetos dignos de amor, no tienen en la edad adulta un referente en sus vidas y se produce automáticamente una destrucción a través de actos violentos. En la práctica sexual los masoquistas relacionan el placer sexual con el dolor, la crueldad o el sufrimiento, les excita recibir golpes, latigazos, ser esclavizados así como la asfixia o la autoasfixia.

El sadismo se basa en experimentar placer erótico al provocar dolor físico o humillación en la pareja y no pueden disfrutar del sexo de ninguna otra forma y ocurre tanto en las relaciones heterosexuales como en las homosexuales, los dos tipos de perversiones sexuales son condiciones crónicas. La práctica sadomasoquista se refiere a las interacciones en las cuales una persona disfruta causando sufrimiento a la otra, quién obtiene su placer del dolor que le inflige el sádico, en las relaciones sadomasoquistas de antemano los participantes están de acuerdo sobre los límites y el rol que tomará cada uno.

El dolor se convierte para el pervertido en un liberador de las resistencias internas, el placer es buscado a través de un castigo fantaseado para apaciguar la ansiedad interna que no cesa, una dolorosa tensión psíquica que no puede ser descargada. El tratamiento analítico para revertir este trastorno de la personalidad trabaja sobre los conflictos intrapsíquicos que se generan entre diferentes instancias de nuestro psiquismo.