¿SOMOS NEURÓTICOS POR NATURALEZA?
El ser humano al cobrar consciencia piensa que dejó atrás todos sus instintos ancestrales los cuales posibilitaron la supervivencia de la especie, al convertirnos en seres racionales saltamos del instinto que es ciego y empezamos a pensar. En este salto evolutivo aparece la inteligencia pero los impulsos de conservación permanecen aun funcionando en nuestro cerebro reptiliano de forma automática y el precio que pagamos por ello es la neurosis, un conflicto entre el instinto y la razón. La agresividad es la forma de defendernos frente a los conflictos, esta agresividad encubierta sin elaborar es la que produce el conflicto neurótico.
La represión es el primer psicodinamismo defensivo en la neurosis, donde quedan todos nuestros enfrentamientos sin resolver, hemos reprimido el recuerdo pero no el sentimiento que nace de los conflictos que tenemos con nuestras demandas instintivas.
El síntoma que produce la neurosis se forma en sustitución de algo que no ha conseguido manifestarse a la consciencia, es una transacción de un proceso psíquico inconsciente que logra su acceso a la consciencia a cambio de deformarse hasta resultar irreconocible. Todo lo reprimido regresa en forma de síntoma neurótico al no estar la represión resuelta afectivamente. La neurosis es hereditaria no biológicamente sino psicológicamente, transferimos a nuestra descendencia todos nuestros conflictos inconscientes sin resolver y proyectamos sobre ellos nuestras propias disputas internas con nuestra parte más arcaica.
Así convivimos con una sociocultura neurótica mero reflejo de nuestra propia incapacidad para entender y sublimar todas las luchas que siguen permanentemente activas en el interior, entre nuestras pulsiones agresivas e instintivas.
Dentro de la neurosis encontramos la neurosis obsesiva, las fobias y la histeria que actualmente se denomina trastorno de conversión, lo que diferencia a cada una de ellas es el predominio del tipo de defensa psíquica, es decir, que el modo en que se resuelve el conflicto intrapsíquico determina el tipo de neurosis emergente. La ansiedad es un síntoma prevalente en todas las neurosis, debido a la contención inconsciente de las pulsiones instintivas, se percibe una angustia difusa de la que no sabemos identificar su origen.
A través de la terapia analítica y el autoanálisis podemos tomar contacto con las defensas psíquicas que hemos utilizado para combatir las diferentes pulsiones instintivas y los diferentes conflictos. Cuando hacemos consciente toda esta dinámica, ponemos luz a la forma en que nos defendemos de nuestra parte más primitiva y aprendemos a aceptar e integrar estos impulsos, una vez identificados, de una forma más constructiva para nuestra vida.