TRAUMA PSÍQUICO
Cuando hablamos de “trauma” nos referimos a ciertos sucesos en la vida de una persona, que por su intensidad, más la propia incapacidad de reaccionar adecuadamente, producen efectos psicopatológicos duraderos en la estructura mental humana. Las excitaciones que se reciben son excesivas en poco tiempo y fracasa su elaboración dejando a la persona indefensa, dando igual que se trate de un único acontecimiento como una acumulación de estresantes menores, el psiquismo es incapaz de descargar la agitación producida.
Nuestra configuración mental al desencadenarse la señal de estrés intenta evitar ser desbordado por la aparición de la angustia automática que caracteriza a la situación traumática, podemos ser atacados desde dentro por nuestra propia excitación pulsional al igual que podemos serlo desde afuera por algún acontecimiento.
Para lograr protegerse el psiquismo utiliza el mecanismo defensivo de la represión que tiene como tarea inhibir o desviar un peligro que amenaza desde nuestro mundo interno. El trauma en los niños sobre todo cuando son por abuso sexual de un adulto, la vivencia que ha excedido la capacidad de comprensión o simbolización, mas adelante cuando crezcan, cuando tengan capacidad para entender su significado, estarán influenciados por un estamento extraño interno que quedó implantado en su psique infantil y les causará problemas desde el interior.
La terapia analítica permite una reactualización del hecho reprimido, permitiendo a través del vínculo transferencial con el psicoterapeuta, que el trauma pueda reelaborarse de nuevo de una manera menos sintomática. El crecimiento post-traumático posibilita que la persona se conciba a si mismo y al modo en que se relaciona con otros de una forma más positiva y edificante, acompañándose de cambios profundos en cuestiones filosóficas y espirituales.
Los traumas profundos son una gran posibilidad para crecer enormemente en nuestra esencia personal y pueden transformarse en nuestro motor evolutivo.