EL TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO
El trastorno de estrés postraumático se produce en nuestro psiquismo tras haber sufrido u observado un acontecimiento altamente traumático que ha representado una amenaza para la integridad física y psicológica. Los síntomas que acompañan este padecimiento se producen a partir de la reexperiencia del evento en forma de recuerdos e imágenes recurrentes y en contra de nuestra voluntad.
El síndrome que queda después de un suceso traumático está siempre presente y sin cambios en nuestra mente, esto es debido a que las ideas se convierten en patológicas ya que se les ha negado el normal proceso de desgaste por medio de la descarga emocional, donde persistirán con mucha fuerza afectiva.
En los sueños los recuerdos traumáticos no son simbolizados sino que son trozos del trauma real vivido y se repiten constantemente en forma de pesadillas. En el desarrollo del trastorno las memorias traumáticas y las asociaciones relacionadas con éstas se escinden o disocian de la consciencia cotidiana y del control voluntario, y la memoria de estos traumas tienden a volver no solo como historias sino que se reexperimentan en forma de intensas reacciones emocionales, dolor físico e incluso conducta agresiva.
Es decir se reacciona como si la situación traumática original estuviera aún desarrollándose y se tratara de defenderse de esta situación con los mismos mecanismos de defensa que fallaron en la ocasión original, la personalidad queda como suspendida en un punto muerto apegada a un obstáculo que se presenta como infranqueable. Después del momento traumático se pierde por completo la sensación de seguridad por lo que es imprescindible que se pueda encontrar amparo en familiares y terapeutas.
La ayuda psicológica debe ir encaminada a que puedan descargarse las emociones y afectos ligados al recuerdo, el trauma debe poder integrarse en nuestro psiquismo con mucha menos carga afectiva después de haber creado suficientes recursos internos para su correcta incorporación.